martes, 23 de agosto de 2011

Llueve sobre mojado

Hace algunos días cayó granizo. Fue como si nos agarraran a pedradas desde el cielo, pues, tanto los techos de las casas, como de los vehículos vibraron con la caída de estos pequeños tetuntes, que admiraron a muchos y asustaron a otros.
Fue durante casi una hora, especialmente en algunos sectores de la capital, donde se dejó venir el chubasco, que poco a poco se diluyó y le dejó paso al sol.
Si tomo la anterior acción como una metáfora, es decir como una imagen de lo que le ocurre al país, como que queda como anillo al dedo. Comenzaré con el hecho del verbo llover. En Guatemala se utiliza para decir que a uno le llueven problemas, por ejemplo. O que le llovió una golpiza y sobre todo, que le llovió sobre mojado. En todo caso, se utiliza para términos no necesariamente alegres, sino que, por lo general, desastrosos.
Esta semana ocurrieron, “para variar” ciertos sucesos, que en realidad no son metafóricos, sino como quien dice “pura realidad”. Recuerdo el caso de dos hombres que solicitaron auxilio a los bomberos. Les robaron un auto y luego los lanzaron a un barranco. Cuando los apagafuegos los rescataban, más al fondo había otro hombre, que no viajaba con ellos, pero que había sufrido la misma tragedia. También el caso de dos deportistas armenios que fueron abatidos a tiros, aparentemente por un problema de tráfico. Si a lo anterior agregamos los datos que el Grupo de Apoyo Mutuo, GAM, hizo públicos, como que este año ya casi llegamos a los 2 mil asesinatos, los tipos de armas que se utilizan, como las de fuego y blancas; entre otras.


Las cifras son elevadísimas y da escalofrío pensar por lo que pasan diariamente los guatemaltecos que todo el tiempo se rifan la vida en las calles. Si agregamos la violencia intrafamiliar y los casos de varias mujeres que han muerto: el caso de una mujer que fue asesinada junto a su niña, a manos de su propio esposo, quien ya tenía una orden judicial de restricción. En fin, no solamente nos llueve granizo, sino que, entre otras la violencia y otros factores que hacen que la vida cotidiana se convierta en una especie de ruleta rusa. Y si agregamos algo tan absurdo como el penal que le marcaron a nuestra selección, pues entonces, sí que nos llueve por todos lados.

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