lunes, 16 de abril de 2012

Mujeres

Como lo he escrito en anteriores ocasiones, las efemérides ofrecen posibilidades para el lucro, pero, también ayudan a recordar por un día, acontecimientos que en realidad deberíamos tener presente las 24 horas, todas las semanas.
El pasado 8 de marzo se celebró el Día Internacional de la Mujer. Lo primero que me viene a la mente es el recuerdo de la mujer como madre, como profesional, como obrera, como hermana, como académica, como deportista, como hija, como artista, como ama de casa, como empleada, como pareja, soñadora, romántica, apasionada, devota. Mi sentimiento no es paternalista, ni tengo una tendencia rapaz hacia ellas. Todo lo contrario: profunda admiración, respeto, pasión, amor, entrega y camaradería.
Sin embargo, existen mujeres que son borradas de la faz de la tierra de la noche a la mañana. No por extraterrestres que las abducen hacia el más allá, sino, a veces, por sus mismos compañeros, esposos, amantes, hijos o nietos, sicarios al fin, que las matan sin piedad, por el único y “condenable” (según los propios asesinos) delito de ser mujer.
Históricamente la falsa y cacareada superioridad de muchos ha provocado la invisibilidad de la mujer en temas que van desde la política, el arte, la filosofía, la ciencia, entre otras.
En nuestro país, la desaparición física, la violación, tortura física y psicológica encabeza los noticiarios cotidianamente, rellenando datos estadísticos, subiéndonos al podio de la vergüenza en el mundo, provocando que muchos nos avergoncemos de la barbarie que las ataca sin piedad y que pareciera, lamentablemente que continuará sin misericordia.
Por ello es que si pensamos un poco más allá de sus hermosos ojos, sonrisa y cuerpo, en ellas como dadoras de vida, como cómplices de la vida o como fundadoras de un devenir más humano, les demos el lugar que históricamente se merecen. Respetemos su vida, como la de un niño, como la de un hombre. Muchos creen que con atacarlas van a ser superiores, pero contrariamente, su enanez física y mental los convierte en seres despreciables,