miércoles, 6 de mayo de 2009

Lopez Valdizon


Comparto, con Guillermo Cabrera Infante, la posible fecha del nacimiento del cuento, pues el maestro cubano, quien se mantuvo herido por la leucemia y que tomaba más prozac diariamente de lo que los chapines comen Pollo Campero, epresó que el cuento es tan antiguo como el hombre y “bien pudo haber primates que contaran cuentos todos hechos de gruñidos, que es el origen el lenguaje humano: un gruñido bueno, dice el autor de Tres tristes tigres, dos gruñidos mejor, tres gruñidos ya son una frase. Así nació la onomatopeya y con ella, luego la epopeya".
No es mi intención hacer una extenso recorrido del cuento, pero sí rescatar que quizá se contaron relatos por primera vez alrededor de una hoguera en una cueva, pasando por Ovidio y Homero y dando un gran salto, quizá la compilación monumental de cuentos de fin de la Edad Media, Las mil y una noches y qué decir de Boccaccio en su inimitable Decameron.
Y qué decir, otro gran salto de Edgar Allan Poe, quien inventó la literatura policial y quien definió al cuento como una pequeña pieza de prosa que “requiere de media hora a hora y media o dos para leerla”, al que siguieron sir Arthur Conan Doyle, Dashiell Hammett y Raymond Chandler y la propia Ágata Christie, la dijo alguna vez que “El cuento es el dominio natural de la literatura de crimen y misterio” y quien por cierto le agradaba estar casada con un arqueólogo, pues entre más vieja se ponía ella, él la valoraba más.
No podemos dejar de mencionar al gran antecedente de la ciencia ficción en Inglaterra como lo fue H.P. Lovercraft y el posteriormente lo inventó como H.G. Wells.
No puedo dejar de mencionar, por supuesto Voltaire al admirado por Carlos Guy de Maupassant, Flaubert o Zolá y en la Rusia, pues Chejov, Gogol, Tolstoi o Turgueniev.
Pero ya acercándonos a nuestra área, qué decir de Horacio Quiroga, Bioy Casares, Cortázar y Borges, quien dijo una vez que Quevedo era literatura, pues él mismo Borges ha hecho del cuento el cuento y además toda una teoría sobre el cuento; no se diga de los brasileños Rubem Fonseca, Dalton Trevisan, Claris Lispector, entre otros.
Pero para terminar la lista de los cuentistas infaltables en este pequeño recorrido, no nos olvidemos de los autores del área, de ente los que mencionaré a Augusto Monterroso, el inigualable Francisco Méndez Escobar; en El Salvador a Salarrué, Melitón Barba y Horacio Castellanos Moya; en Honduras a Julio Escoto y a los inmortales nicaragüenses como Darío, Sergio Ramírez y a los costarricenses como Carmen Naranjo, Carlos Salazar, Rodrigo Soto, Dorelia Barahona y los panameños Sinán y Jaramillo Levi. No se diga pues a nuestro aludido, el inmortal José María López Valdizón.
Con este listado y lo que se quedaron fuera que querido rendir un homenaje a estos escritores que como muchos otros han amado el relato.
A mi juicio José María López Valdizón es uno de los cuentistas más importantes del área. Nació en Baja Verapaz, el 14 de junio de 1929. se desempeñó como docente, fue fundador del diario Surco en 1950 y de Saker-Ti, en 1953; también de la revista Presencia, 1958 y fue director de Revista Guatemala, 1959 durante su tercera época. Debido a su intenso y profundo pensamiento, en un país en el que ha sido un delito pensar, fue desaparecido en 1975. Entre sus publicaciones: Rabinal (monografía), Revista de Guatemala, 1951; en novela: Sangre de maíz, 1960; en cuento: Sudor y protesta, 1953; La carta, 1958; La vida rota, 1960. Precisamente, con este último libro obtuvo el premio Casa de las Américas, en el primer concurso hispanoamericano, enero de 1960, La Habana Cuba.

Quiero referirme a una de las extraordinarias narraciones que aparecen en La vida rota. Me refiero a “El regreso de la Tatuana”.
La narración inicia con Encarnación en Antigua Guatemala a la que se le aparece en una piedra La Tatuana/ ella misma le dice que ya sabe que Cristóbal Salvador la dejó con “los colochos hechos” y se marchó a París/ La Tatuana le pregunta si quiere ir a ver a su amado, entonces transforma a Encarnación en una “joven, bella y exquisita”/ ambas, de la mano, atraviesan la ciudad y llegan al río Pensativo, “río de la filosofía nemorosa” / las dos saltan, lo cruzan volando y llegan al otro lado de la orilla en la que está el río Sena / buscan en varias partes de París hasta que en llegan al Savarín de la Rue Danz, donde encuentran a Cristóbal / él se encuentra rodeado de mujeres y tomando champaña / La Tatuana le dice a Encarnación que Cristóbal de ha olvidado de ella / Encarnación le explica que ella nació, vivió y ha de morir por él, pero que se regresen que no lo quiere ver más / Regresaron al Sena y saltaron para volar hasta el otro lado de la orilla donde estaba el Pensativo / Sin embargo, sólo La Tatuana llegó del otro lado / Cuando caminaba con los ojos cerrados, dos policías la interrogaron / ella respondió que vino volando de París / le ponen grilletes y la conducen a la cárcel / se abrió el juicio y seguidamente la arrastran a los tribunales para dictar sentencia / se escucha el grito de La Tatuana, quien desde la cárcel gritaba: “—Vengo de París. Allá fui volando vientos volados” / En el tribunal mostraron periódicos franceses en los que apareció el cadáver de Encarnación en los brazos de un salvavidas que lo encontró / Aparecen unos testigos que acusan a La Tatuana de “hechicera mañosa, esclava del Diablo, la gitana bruja, la culpable de la muerte de una loca callejera enferma de amor” / La condenan a la horca / La Tatuana le dice al juez que lo acompañe para que verifique que Encarnación murió porque se asustó al ver el ancho río. / Sacó un carbón de su seno y trazó un barco en la pared / Le pregunta al juez si se anima a ir con ella a lo que el otro respondió que ni por todo el oro del mundo / Entonces La Tatuana se aproximo al barco y dijo que si no quería acompañarla el juez, entonces viajaría sola / Subió al barco, desde la popa sacudió un pañuelo, el barco comenzó a moverse, navegó en el muro y se perdió con La Tatuana adentro.

Para López Valdizón Encarnación es una mujer que no cierra los ojos en la noche y que a través de siglos camina hierática a través de ruinas de iglesias coloniales, conventos. Por esos lugares escuchaba los rezos, lamentos. Ella es una mujer con las pestañas vueltas que lleva colgando un collar de amuletos. La abandonó Cristóbal Salvador / La La Tatuana se le aparece y se la lleva de la mano al río Pensativo, ambas visten pobremente y risueñas / Llegan a París y allí comprueba que su amado está con otras mujeres y bebiendo licor, decide regresar a Antigua Guatemala / No puede cruzar el río y muere ahogada, su cuerpo es rescatado por un salvavidas y salé en los periódicos de Francia / La gente dice que ella era una loca callejera enferma de amor.

La Tatuana
La Tatuana brota de una piedra “como la flor silvestre de la roca” y le entrega a Encarnación una mano cariñosa y la luz de su verdad hecha guijarro / Aparece un estribillo que la alude “—¡Tatuana! ¡Tatuana! ¡Raíz de ipecacuana! ¡Me duele el dolor de la congoja! ¡Me mata el doloroso puñal de mi dolor! ¡Tatuana! ¡Raíz de ipecacuana!” /tiene una voz de cascada / Conoce la vida íntima de Encarnación / Aparece una canción entonada por un guitarrista que está en la ribera del Pensativo: “Tatuana cuerpo de oro/ que navegas al viento,/ ojos color de tiempo/ adivina qué adoro... Cambiando el ritmo—dice el narrador—de su copla, terminó: No es la luz de la ilusión por fulgor de una mujer,/ mírame si quieres ver/ palpitar mi corazón.” / De un salto atraviesa el río Pesativo en el que del otro lado de la orilla está el Sena/ En París encuentran al causante de la desgracia de Encarnación / Se regresan a Antigua Guatemala, pero solamente La Tatuana lo logra / Cuando aparece caminando por las calles sacudió su cabeza para sacudirse “todas las estrellas, soda a los tirabuzones rosa que taladraban el cielo” / Es detenida, llevada a los tribunales y condenada a ser ahorcada / Cuando ya está emitido el fallo, saca un carbón de su seno, traza un barco en la pared y desaparece.

López Valdizón agrega, (de la leyenda original) otros elementos como el de la aparición de La Tatuana en una piedra, la inclusión de Encarnación y el viaje a través del río Pensativo hasta llegar a París. Sin embargo, La Tatuana aparece como una mujer que intercede en los amores de otras, como en los otros casos y también es condenada por bruja. Igualmente escapa a través de un barco que dibujó en la pared.

Me gustaría resaltar la visión de la mujer-bruja que la narradora muestra en muchos de los textos.
Existe un enorme menú para la caracterización de la bruja, que por cierto su figura ha sido denostada hasta la saciedad, de modo abusivo y a veces, injusto. Cualquier mujer puede ser bruja, con la condición de que sea amante de la naturaleza hasta el extremo de querer descifrar sus secretos y dominar sus poderes. Sin embargo, se necesitan dos tipos de pactos: uno, con las fuerzas de la naturaleza y, segundo, con las fuerzas demoníacas, ya que el diablo resulta ser un buen maestro de brujas. Dependiendo con quien se pacte, así será la clasificación de bruja: con Lucifer, hechiceras; Satanás, las que practican la magia negra; con Belial, las alocadas que sólo piensan en juegos y aquelarres; Iblís, nigrománticas y con Mefistófeles; sabias y doctas practicantes de la magia blanca. No olvidemos incluir a las Viejas Brujas Sabias, las que viven retiradas en el bosque para estudiar los secretos de la naturaleza, se hacen acompañar por un gato negro (no por su compañía, sino porque su sangre funciona como tinta), cultivan la mandrágora y la ruda. También pueden hacer volar barcas, hecho que les conviene para los desplazamientos masivos de dos o más brujas.

Salud por José María López Valdizón