martes, 24 de enero de 2012

Cuando la realidad supera a la ficción

Me gustaría salirme por unas líneas de la realidad y meterlos, estimados lectores, dentro de la ciencia ficción: La escena ocurre a un par de kilómetros al norte y dos al sur de la frontera entre EUA y México. Digamos, que entre Tijuana y San Diego. El protagonista es un compatriota que, tras sortear engaños, vejámenes, hambre y cansancio camina furtivamente por entre los arbustos cercanos al famoso “bordo”. El paisano saca con suma cautela un teléfono celular con GPS, desde el cual, un malencarado “coyote” se comunica por chat y le sugiere qué pasos dar para alcanzar el American Dream. El paisano ha sido exprimido hasta lo último de su dinero, su familia en Guatemala está siendo amenazada, que si no deposita cierta cantidad, no volverán a saber del Güicho, quien así se llama. Con un pantalón y camisa rotos, sin un centavo y presto a sortear todo lo que le indica el “pollero”, el hombre espera acalorado, sudando y con ansias las instrucciones para que cruce al otro lado. Sin embargo, del lado gringo, algunos patrulleros de la frontera, armados con laptops, o sea compus personales, interceptan las señales del GPS, del paisano y de otros más que están en las mismas condiciones. Inicia un silencio y luego una pieza de suspenso para complementar la escena. Sin embargo, justo el momento en que Güicho cruza, guiado satelitalmente, sorteando rayos infrarojos y ciertos sensores, se activa el programa de los federales y comienza su persecución. Por otro lado, el “coyote”, quien se frota las manos, empieza a detectar en su programa que existen posibilidades de capturar a su “migrante”. Las escenas son casi como de película.
Hasta que alguien da un click al mouse y congela todo el escenario y la pantalla se queda en stop. Al final, aunque creamos en la ficción tipo Matrix, la situación real de los migrantes va más allá que esta simple escena. Un aplauso por su valentía, un minuto de silencio por quienes han muerto en el intento.