martes, 13 de diciembre de 2011

Sentimientos de fin de año

Pasa que cuando abrimos los ojos nos damos cuenta que ya estamos a pocos días que termine el año. Es como un parpadeo el que damos y comenzamos a recordar que hace un año “estaba haciendo yo tal y tal cosa”, “recuerdo que ese día…”, sí, de la misma manera sucede con los días, los meses, los años, las décadas y más. “Pasan como agua” dirían las abuelitas, o “los días pasan volando”. Lo que es cierto es que cuando ya casi llegamos al día 350 comenzamos con tres infaltables sentimientos: uno, los arrepentimientos; dos, la nostalgia y tres las promesas. Voy a explicarlo. En la primera entran temas como la comida, por ejemplo, la incontenible subida de peso, debido a la larga lista de chucherías que nos hemos tragado día a día y que nos han elevado, considerablemente los niveles de triglicéridos, entre otros. O los gastos en los que hemos incurrido, que nos tienen sumamente endeudados, debido a una compra de más, un “gustito” o la descarada subida de precios en todos los campos, que nos obligan a prestar para pagar los que todavía debemos. En la primera entra también lo que dijimos. Como tenemos muy liviana la boca, más de algún “veneno” lanzamos, como espontáneamente a muchos. En la nostalgia entran aquellos como recordar con cariño a aquellos que se fueron, algunos pensarán en la novia que dejaron ir, los gratos momentos familiares (tenemos miles de fotos en los celulares de cumpleaños, fiestas y paseos); otros en cambios radicales como casamientos, vivir juntos, un retoño más en casa. Finalmente, las promesas. Como es inminente la llegada de decenas de tamales, chompipes, cerdo, dulces, ponche, que las mamás siempre sacan como por arte de magia, comenzamos a jurar que bajaremos de peso, eso sí, hasta el otro año haremos ejercicio: cuando pase la San Silvestre nos inscribiremos a un gimnasio: otro préstamo; no abriremos la boca de más: esa nunca se cumple o la famosa, “voy a ahorrar”. Esta es la menos probable, debido a que, como tenemos un poco de negativismo, pensamos, el otro año va a ser peor, por lo que comenzamos a comprar y a comprar y cuando sentimos, los tres sentimientos vuelven a surgir y ya estamos en el siguiente año, como el pasado. Como el que viene.