lunes, 8 de agosto de 2011

La promesa del ángel caído

Disfruto plenamente de la lectura de novelas policiales, sobre todo, porque ofrecen casos realmente enigmáticos, los cuales, uno como lector, se siente cómplice para sus resoluciones complicadas e impensables.
He estado leyendo al escritor alemán Friendrich Ani, quien inventó a otro de los clásicos héroes de la literatura detectivesca. Se trata del inspector Süden, quien labora en la oficina de desaparecidos de la Jefatura 11 de Múnich. Süden, más allá de un investigador, es un ser que interpreta los sentimientos, carencias, miedos y demás de todos aquellos que rodean el caso, como familiares, amigos y hasta la misma sociedad. Su claro instinto de sabueso y la forma con la que interpreta forma para esclarecer casos, impensables. Debido a la forma y contenido de sus libros, Ani es un autor que ha sido considerado el más importante en el género policial en su país. Una de sus novelas lleva el título de esta columna.
Intento hacer una relación arriesgada entre realidad y ficción, pues cuando uno se enfrenta a la realidad de un país como el nuestro, los alcances de la imaginación se quedan cortos. Por ejemplo, el caso específico de las personas que desaparecen diariamente y por diversos motivos es más que alarmante. Recientemente la PNC dio a conocer que un promedio de 80 chapines desaparecen al mes. No sé con exactitud cuántos de ellos regresan vivos a sus hogares, ni tampoco quiénes y dónde los buscan.


Las interrogantes de la familia, su búsqueda incansable, la angustia de la incertidumbre, las consecuencias psicológicas, entre otras. Uno de los casos recientes es el de Cristina Siekavizza, la que desapareció desde el pasado 7 de julio. Como lector-ciudadano deseo que los casos sin resolver se esclarezcan de la mejor manera. Como lector, anhelo la esperanza que un día Süden se salga de las novelas y se materialice en Guatemala; como ciudadano, que las autoridades cumplan y que la sociedad en general colabore para lograr lo que en muchas novelas policiales se alcanza con plenitud.

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