lunes, 23 de mayo de 2011

Deblacle o esperanza




Estuve buscando cuál es el adjetivo preciso para intentar explicar el sentimiento que me atraviesa, cada vez que repaso los acontecimientos que diariamente ocurren en nuestro país. Busqué términos como polarizado, desmoronado, desquebrajado, pero aún sigo en ello, pues cada una de estas palabras coincide con nuestro diario vivir.
Me parece que la debacle, por ejemplo, es en todos los campos, digamos, en el deporte, lo que se vivió hace días entre algunos seguidores y miembros de las barras de Cremas y Rojos, la contienda que se libró debido a un simple partido, es decir, de entretenimiento. También en el campo político, especialmente en el electoral. Escuché en la Radio Sonora un “debate” entre la candidata Sandra Colón y Otto Pérez Molina y lo que más se lanzaron ambos fueron insultos y acusaciones. Lo mismo pasa en el Congreso. También en los otros poderes como el Judicial. Nuestra sociedad está terriblemente enfrentada. Sin ir lejos, es sabido que las diferencias entre ciertos sectores de la prensa, son muy marcadas; las diferentes expresiones religiosas, que en algunas ocasiones entran en polémica. La muerte absurda cotidiana de nuestros compatriotas, dentro y fuera de Guatemala. Las diferentes posturas ideológicas y políticas. No se diga los conflictos de clase social o de etnia. ¿Cómo queremos construir una verdadera Nación? Si estamos enfrentados con el hermano o el vecino. ¿Cómo queremos ser tolerantes? Si le aventamos el carro a un motorista creyendo que nos va a asaltar. ¿Cómo vamos a salir adelante? Si construimos una sociedad individualista y sin importar el “otro”. Difícil. ¿Cómo vamos a solucionar el problema de la seguridad? Si no echamos la culpa los unos con los otros. El escritor Luis Cardoza y Aragón escribió hace que donde se juntan dos guatemaltecos, surgen tres partidos distintos. Me parece que el debate y las diferencias son totalmente válidas, pero cuando no existe tolerancia… Cuando todo se convierte en demagogia en busca de beneficios personales, el egoísmo priva y ocurre lo que todos sabemos. Dicen que lo último que se pierde es la esperanza. Yo espero mantenerla, aunque sea, en medio de la debacle.