lunes, 11 de abril de 2011

Taller de fotos y candidatos




A principios de año de 1990, la compañía Adobe creó el hoy famoso programa Photoshop, que en cierta medida, ha revolucionado la apreciación de las fotografías. Los propósitos de su creación fueron afinar, retocar y crear imágenes.
Lo traigo a colación, porque desde ya hace bastantes días, los guatemaltecos observamos a lo largo de las principales arterias de la ciudad, en las paradas de buses, las carreteras y demás, inmensos carteles con rostros sonrientes, mostrando a sus protagonistas con tremendas dentaduras, perfectas líneas de maquillaje. Otros y otras, ocultando arrugas, quitándose años, escondiendo patas de gallo, panzas, estaturas bajas y calvicie. Hay quienes aparecen mirando hacia el cielo, con caras de angelitos y de seres tan inofensivos como caballitos de mar.
Una de las características de esta cultura posmoderna es la estrategia de simular y disimular. Vivimos en una sociedad cibernética en la que nada es lo que parece y se crean mecanismos para recrear la realidad. Por ejemplo, muchos simulamos tener o poseer para que los demás “crean” que sabemos o tenemos, digamos, información valiosa o ciertas conductas que otros no poseen. Los hay quienes disimulan, es decir, esconden lo que poseen, para no causar en su imagen reacciones excesivas de los demás. Si usted tiene varios carros de lujo, dirá: tengo un mi carrito por allí… Si vive en cierto sector exclusivo, no lo menciona para evitar que lo secuestren, lo chantajeen, o piensen que usted tiene mucho pisto.
Por eso es interesante el esquema que repiten los candidatos y candidatas de los diferentes partidos políticos en su publicidad: lo que ya poseen en exceso, lo quieren ocultar; y lo que no poseen quieren simularlo.
Pongamos que son varias las interpretaciones que les demos los receptores: vote por una cara linda, sin arrugas u ojeras (como estrellas de Hollywood), sin caries (como anuncio de pasta dental); otro: estoy siempre feliz (como anuncio de superación); algún malencarado: yo sí tengo carácter (como los perros bóxers que son buenos guardianes) y más de alguna ilusa pareciera expresar: soy un alma de Dios por lo que pido que me canonicen (como inmaculadas y mártires).
Seguramente, sin el Photoshop, las imágenes de estos cándidos candidatos y candidatas no sería la misma. ¿Quién sabe? Las arrugas, picaduras de dientes, panzas cerveceras, calvicies tempraneras y hasta los defectos físicos saldrían a relucir y hasta destacarían. Ahora bien la esencia y la verdadera imagen, como decimos los guatemaltecos, esos son otros cien pesos.

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