viernes, 25 de noviembre de 2011

Yo no quiero un hermanito…

Recuerdo 70, una canción cantada por un pequeño en la que decía a su mamá que en lugar del hermano, deseaba un “perrito/ chiquitito y juguetón”. Esta pieza me bailó en la cabeza el pasado domingo, cuando caminé por la Avenida de las Américas, entre tenis y pedalazos y me percaté que las tres pequeñas con quienes paseábamos, se detenían en cada venta de cachorros a suplicarnos que compráramos un “perrito”. Había todo tipo de raza, encantadores, simpáticos y hasta con registro de la canófila. Sin embargo, también reflexioné al respecto de lo que implica llevar a un perro a la casa, sus consecuencias y el compromiso que se adquiere al “invitarlo” a que comparta con nosotros. La cuestión es que no todas las personas tienen la conciencia sobre la responsabilidad de adquirir una mascota. Por supuesto que son encantadores todos cachorros. Pero, a los pocos meses crecen y creen y conforme van desarrollándose, muchos les van perdiendo el cariño, que sintieron al principio y los “mejores amigos del hombro” la paran muy mal. Algunos son regalados, con cierta culpa, a quienes les pueden dar mejor cobijo, otros son vendidos ya de adultos. Los que corren la peor suerte son sacrificados: siempre hay más de alguno que piensa que si no está con él, no vivirá con nadie. Siempre que se va a adquirir una mascota canina, como este caso, es determinante que se investigue sobre la raza, sus cualidades y defectos, su relación con los niños, entre otros. Las condiciones de la casa, por ejemplo, si le encanta un Gran danés, pero tiene niños pequeños, es probable que ellos no puedan jugar con él; si compra un San Bernardo y vive en la Costa, seguro el animal la pasará mal. También, si lleva un Samoyedo a un apartamento, deberá comprar aspiradora y ventilar la casa. En fin, la reflexión es que los perros son magníficos compañeros, terapeutas, agradecidos, pero llevarlos a casa es como vivir con un familiar más. Cuando sus hijos lloren por uno, piénselo bien. Visualícelo de viejito en su casa, contento y no regalado o tirado en un basurero.

1 comentario:

  1. Muy bueno tu articulo Francisco. Hay quienes no valoran el enorme cariño que un perro puede tener por su dueño y lo tratan mal. Es necesario pensar que todas las mascotas necesitan cuidado de por vida. Saludos.

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