lunes, 21 de mayo de 2012

Deya vú

Ya comienzan las primeras manifestaciones de lluvia a mojar las calles, nuestras cabezas y la ropa que colgamos en el patio. Pero, también inicia una película que, lamentablemente, año tras año se repite, no como una saga, sino, prácticamente una copia, clon, gemela de la año anterior. Esta película que menciono, de la cual, seguramente, usted ha sido un protagonista, o la observó como testigo o como simple espectador ya comenzaron sus funciones. Se trata de una cinta en la que ocurren inundaciones de carreteras y de casas; en las que los ríos arrasan con poblados, tumban puentes, matan animales. Aparecen las infaltables tormentas y huracanes, se va la luz, muchos mueren, debacle, desolación. Ya muy al final surge la calma, juramentos y comienzan a salir los créditos, que en este caso son las noticias con los nombres de quienes murieron, lugares golpeados, entre otros. A esta película le podemos denominar Deya vú, que en francés significa Algo ya visto. Pareciera que no aprendemos de las lecciones anuales que nos da la vida. Como seres humanos inventamos constantemente tecnología, conocimiento, pero, por otro lado, no aprendemos. Deberíamos de planificar, en el caso de Guatemala, entre enero y marzo, cómo afrontar el invierno, sin embargo, lo que hacemos es, al final del invierno, lamentarnos de lo que ocurrió y prometer que se hará algo para cambiar la situación. Claro, esa promesa nunca llega. Recuerdo la novela Crónica de una muerte anunciada de Rafael García Márquez, que como su nombre lo indica trata de la inminente muerte de un protagonista. Desde la primera línea ya sabemos que lo van a matar. Pues pareciera que esto ocurre en esta cinta. Ya no tardan en salir los titulares, los lamentos y por otro lado, las promesas, pero al final, otra vez las mismas escenas, muchas veces en los mismos lugares, solamente que con diferentes protagonistas. Deberíamos de aprender de las lecciones pasadas.


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